La historia de Castellano comienza en 1920, en un pequeño taller artesano de Madrid, donde los artesanos fabricaban a mano todos los zapatos, desde el diseño de la horma hasta el acabado final.

El proceso se iniciaba con la medida de los pies del cliente para la fabricación posterior de las hormas de madera. Después, el artesano confeccionaba los patrones con los que vestir las hormas para elaborar un producto de la máxima prestancia. Las materias primas, de la más alta calidad, procedían de las mejores tenerías y suelas de cuero de Igualada, Barcelona. En último lugar, la aplicación manual de diferentes ceras y cremas aportaba al zapato una calidad difícil de igualar.

La consolidación de una clientela fiel, tanto hombres como mujeres, que siempre encarga sus mocasines a Castellano, muestra el estado de la marca en Madrid, de absoluta referencia.

El prestigio de la marca aumenta entre finales de los 60 y principios de los 70 gracias a unos clientes exigentes que confían en un producto de calidad y artesano. Castellano introdujo entre la juventud madrileña sus famosos mocasines de potro con grandes flecos y borlas, además de accesorios como alfileres y bolsos.

El modelo 200, un zapato de referencia, nace en el año 1983. Rompió todos los cánones de la industria del calzado en España y, en la siguiente década, fue el zapato más vendido e imitado por innumerables empresas, gracias a su cosido entrecarnes y su puntera fina.

Pero el modelo que se convirtió en el más vendido de la historia de Castellano desde su lanzamiento en el 1989 hasta la actualidad fue el 800. Su horma redonda, la calidad de sus pieles y la pala alta sitúan a este calzado como referente en el mercado nacional. Prueba de ello es el incremento anual de sus ventas, que ya alcanza los 20.000 pares por año.

La unión de tradición e innovación en Castellano ha creado nuevos modelos como el L100, el TRICALCE o el 3511, fabricados con pieles de Padrón (Galicia) y de una forma artesanal, como también se hacía en nuestros inicios.

Castellano ha puesto las manos de sus artesanos al servicio de los pies de sus clientes, para crear un calzado único y de una calidad inigualable en el mercado. 

Solo es Castellano si lleva la marca Castellano.